Puntos clave que todo ROCKERO no debe pasar por alto

viernes, 18 de diciembre de 2009


La rebeldía es un punto fundamental. No se puede ser rockero sin ser rebelde. Simplemente debemos decir “No” a todo lo que nos pidan, sin importar si después lo terminamos haciendo a la fuerza o a escondidas.

Un verdadero rockero nunca se muestra ebrio, jamás. Si siente que no puede tomar más, se pide un nuevo vaso de cerveza y hace que toma o lo deja ahí lleno pero nunca abandona el rock.

Un verdadero rockero debe “sonreír al escuchar un riff distorsionado” y a continuación “gritar con mano alzada algo así como “Ehh!!” y comienza a revolear su cabeza levemente al ritmo de la batería”.

Para un verdadero rockero ni siquiera sabe de qué se trata el video juego Guitar Hero. Eso no existe y es solo para Poperos que sueñan con disfrutar de el Rock. El rockero que juega al Guitar Hero tiene un lado pop oculto en su interior.

Por último, un verdadero rockero nunca muestra ante sus amigos que está absolutamente enamorado de su novia... aunque el amor y la pasión lo retuerce por dentro.

Según una encuesta en Internet, el amante perfecto elegido por las mujeres es el rockero. ¿Por qué será? Se dice que el rockero es el tipo de hombre más sentimental y dulce. En el fondo, un verdadero modelo Pop. Si ellas lo dicen…

03.12.09

jueves, 3 de diciembre de 2009

El 3 de diciembre es el día número 337 del año en el calendario gregoriano y el número 338 en los años bisiestos. Quedan 28 días para finalizar el año.


Desastre químico en Bophal - El 3 de Diciembre de 1984

"En 1984, poco después medianoche, los habitantes de la ciudad de Bhopal, en la India, sufrieron el que es considerado hasta la fecha el peor desastre industrial de la historia, cuando la planta de pesticidas Union Carbide emitió unas 40 toneladas de metil isocianato, un gas muy venenoso. Éste envolvió un área de unos 65 kilómetros cuadrados, afectando a medio millón de personas, que sufrieron dolor agudo en los ojos y fuertes vómitos. En 1989, después de años del pleito, Union Carbide acordó pagar al gobierno indio 470 millones de dólares a cambio de que no hubiera cargos criminales contra la compañía."

Oh...! Que lamentable accidente, bueno... fué lo único que se me ocurrió poner :D
Estamos estrenando nuevo diseño, ojalá y les agrade, ya llevaba casi un mes con el mismo ò_ó!
Bueno, como sea... disfruten la música...
Felíz navidad a los que crean en ello (:


Por cierto, cabe mencionar que mi supuesto chat de Yahoo! fué un completo fracaso...
Seguiré las ideas de mi amiga ɐʞnuɐ y escribiré sobre lo que las personas van a buscar al ciber... solo dejen me ubico bien... n_n'

Listo! Inaugurado el chat de Yahoo! Respuestas México

domingo, 29 de noviembre de 2009

Bueno, hacia una noche anterior estaba respondiendo preguntas como de costumbre, pero noté que mucha genté se encuentra sin algo que hacer... entonces pensé, ¿por qué no hay un chat donde podamos platicar todos los usuarios =/? Lo tengo! Mejor lo hago yo, nada complicado... Espero ésto tenga éxito.


http://www.meebo.com/rooms


Notas:
•Los fines de éste chat son el conocernos y encontrar nuevos amigos.
•No necesitas registrarte para entrar al chat, basta con poner tu edad y tu sexo.
•Pido de favor no escribir obcsenidades, si tienes problemas o deseas desahogarte, estoy seguro que hallarás otros modos.
•A las damas se les tratará con el debido respeto que merecen. Sin excepciones.
•El link de la sala para visitarla a una mayor resolución: http://www.meebo.com/room/yahoorespuestasmxico/

Cualquier duda o sugerencia pueden escribirme a mi e-mail personal, que seguro encontrarán en mi perfil.



También añado que se encuentra un "Gadget" para enviar mensajes de texto, que seguramente no tardarán en notar, todos pueden hacer uso de él, son mensajes totalmente gratuitos a compañías como: "Iusacell, Unefon, Nextel y Movistar" (únicamente) Por favor, el servicio es muy bueno y está en fase beta, suplico no excederse, gracias.

...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Te extraño, mi amor, en la noches llenas de ansiedad, las horas pasan lentas y el reloj parece estar en mi contra...

Te extraño, al caminar solo por las calles e ir pensando donde y como estaras, me lleno de desesperación al no tenerte conmigo, que maldigo la distancia...

Te extraño, que me da miedo la soledad, anhelo estar contigo y disfrutar cada minuto besándote, abrazándote y quedarme con el calor de tus besos y caricias...

Te extraño, que me duele ver las parejas de enamorados y siento una profundo dolor en mi alma, la tristeza llena mi mente y mi alrededor se torna gris...

Te extraño, que estoy ansiando correr a buscarte y rogarte no te vayas nunca mas, expresarte cuanta falta me hace oir tu voz, tu risa y hasta tus celos...

Te extraño, mi vida, que al escuchar música romántica las lagrimas corren por mis mejillas, pues las letras de la canción son como dagas que traspasan mi corazón y lo parten en pedazos...

Te extraño, mi amor, que al escuchar tu voz al otro lado de la línea, mi corazón palpita de emoción, se acelera a un ritmo que pareciera que quisera salirse de mi pecho...

Te extraño tanto y apenas he pasado un dia sin ti...


(me pregunto si podré resistir toda una vida)

20 de Noviembre

viernes, 20 de noviembre de 2009

Puej hoy es 20 de Noviembre a huevos :P ¿Qué pasó? D:!!
"La Revolución mexicana fue la primera revolución social y política del siglo XX, que inició en 1910 y terminó oficialmente en 1917 con la promulgación de la Constitución de 1917, si bien hubo conflictos intestinos y rebeliones armadas hasta la década de los treinta. El movimiento armado inició como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, quien se mantuvo bajo una dictadura por 39 años." (según wikipedia)

Bueno ahora que ya recordamos lo que pasó, pues que chido n_n
Ahh, hoy me levanté tarde y no pude asistir al pinche desfile, en la TV se veía super aburrido, después me dijeron que si lo estaba, así que no me lamento tanto (: - Como de costumbre me quede en casa, aburriéndome en la internet... (me saltaré 6 horas) Llego al trabajo y a intentar reparar la computadora de miarda que a veces falla, 2 hrs y media después puedo divertirme aburriéndome como siempre .__.

Mmm... hoy tampoco hay que escribir =/ ¿Por qué nadie me da ideas? ¬¬


Cielo gris

"Tarde de cielo gris y tormenta silenciosa
que no apaga el fuego de mis venas.

Son mis ojos los que sufren tu ausencia
y mis pies ya no buscan las estrellas.
Mis días se llenan de desierto
la piel se ahoga en la nada.

Esta tarde no distingue horas,
es tocar el espacio vacío,
agarrar la muerte,
cerrar la puerta
y descansar los huesos."

19.11.09

jueves, 19 de noviembre de 2009

A partir de hoy, he decidido publicar algo todos los días o al menos cuando tenga tiempo, lo cual es un poco irrelevante ya que o estoy en mi casa o en el ciber, en ambos lugares haciendo nada... por lo tanto a (webo) fuerza tengo que entrar a ver que (chingados) onda...
así ya se me ocurrirá algo, amm; Abriré secciones =D!!
pero será cuando tenga un poco menos de hueva n_n
por hoy les deseo un felíz día a los pocos que lo lean jaja...

Disfruten la música.




(Mientras me la pasaré jugando NFS Carbono)

Mi vida los últimos días...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mi vida nada interesante los últimos días...
ya estoy fastidiado de lo mismo: "Trabajo-> Casa-> Trabajo -> Casa -> Más Trabajo! -> Más Casa!"
¿Quién dijo que atender un ciber sería divertido? =S
Pero bueh... quién te manda a salirte de la escuela... u_u

la verdad solo estoy haciendo la finta de escribir mucho ya que nunca pongo nada .__.!

ok ok

Continuaré cuando tenga más ideas...


P.S. También se aceptan sugerencias ^^

18.11.09



Waa...!!
Ya no será gótico...
Pero en éstos días, necesito pensar mucho y saber qué...





P.S. Se aceptan sugerencias =D

¿Gótico o Dark?

jueves, 17 de septiembre de 2009

La mayoría de las personas al escuchar Gótico, creen que toda persona vestida de obscuro o de pensamientos diferentes es igual a nosotros, pero hay muchas grandes diferencias las cuales mencionaré a continuación, para por fin salir de ésta gran duda.

EL ORIGEN de la subcultura Dark comenzó sobre los años ´70 y´80 gracias a la aparición de unos grupos musicales en el Reino Unido,que se inspiraban en lo oscuro.
En cambio, el nacimiento de la cultura gótica nace sobre el 200 D.C. durante el imperio Godo.
Sus bases de pensamiento eran de índole cristianas y paganas. La Edad Media fue el escenario perfecto para el naciemiento de esta cultura, ya quees una de las épocas más oscuras de la historia.

LA FORMA DE VESTIR es una de las caracteristicas más llamativas de estas culturas; mientras que el Dark como su propio nombre indica es totalmente negro, el gótico es más permisible, optando por colores apagados. Culturalmente en el gótico son utilizado la mayoría de colores neutros, no tan claros y diversificados, quedando el negro como un color opcional entre otros tantos como el color vino, el morado, el rojo rubí, el gris, etc; las modalidades utilizadas no implica tiempo, utilizándose también vestimenta medieval, renacentista etc.
La pasión por el cuero y el metal es algo característico en ambas culturas.


RESPECTO AL PENSAMIENTO INTERIOR, el gótico tiene una búsqueda de sí mismo, una realción existente entre su ser espiritual y la concepción del "yo" muy onírica. Por otro lado, el Dark no tiene esa lucha interior, sino que se considera liberal y es un ser altamente reflexivo.


LOS SENTIMIENTOS del gótico son felices dentro de su propio mundo interior, su tristeza, melancolía; su gran facilidad para ser atraido por lo sublime, lo oscuro, lo grotesco en algunos casos... Siempre excéntrico pero no renuncia a sentimientos como el amor.

Los Dark sienten dentro de sí mismos una lucha contínua en la que la sociedad, los estereotipos y demás representan para éllos un segundo plano. Sus ideas altamenteexistencialistas les llevan en ocasiones a desear la muerte como único camino de escape de un mundo no deseado por ellos.


RELACIONES ENTRE IGUALES: Los góticos son sociables entre ellos realizando reuniones, encuentros entre iguales y respetan a otras personas con otro tipo de cultura, pero los consideran fuera del gremio llamándolos en la mayoría de los casos gente común o sociedad consumista.

Los dark en cambio son de caracter individual, no se suelen reunir y repudian a la sociedad. También se repudian entre los de su misma sociedad. Se consideran antisociales.

LA MÚSICA gótica en sus diferentes géneros son: Gothic Folk, Occult Folk, Etereal, Dark Ambient, New Wave, Dark Wave, Post Punk, Gothic, Gothic Rock, Death Rock, BathCave, Industrial, Industrial Gothic Rock.


En la música Dark aparte de los géneros anteriores también podemos agregar estos: EBM, ElectroDark, SynthPop, Noise y todo lo que suene muy oscuro.

EXPRESIÓN ARTÍSTICA: la oscuridad de los góticos se ve representada en sus obras de diferentes géneros: literatura, escultura, pintura, etc. Es llamativo el misticismo, lo tétrico rozando lo grotesco en algunos casos. Depende mucho de la persona, pero sus obras encierran gran parte de su personalidad, la melancolía y la muerte presente como un elemento más.

Los Dark se expresan fríamente, sus obras son directas y llenas de crudeza. Tienden a expresiones más breves cargadas de un significado pleno que no tiende a la segunda interpretación.

LA ROSA DE PARACELSO

lunes, 31 de agosto de 2009



En su taller, que abarcaba las dos habitaciones del sótano. Paracelso pidió a su Dios, a su indeterminado Dios, a cualquier Dios, que le enviara un discípulo. Atardecía, El escaso fuego de la chimenea arrojaba sombras irregulares, Levantarse para encender la lámpara de hierro era demasiado trabajo, Paracelso, distraído por la fatiga, olvidó su plegaria. La noche había borrado los polvorientos alambiques y el atanor cuando golpearon la puerta, El hombre, soñoliento, se levantó, ascendió la breve escalera de caracol y abrió una de las hojas. Entró un desconocido. También estaba muy cansado. Paracelso le indicó un banco; el otro se sentó y esperó. Durante un tiempo no cambiaron una palabra.El maestro fue el primero que habló.-Recuerdo caras del Occidente y caras del Oriente -dijo no sin cierta pompa-, No recuerdo la tuya, ¿Quién eres y qué deseas de mí?-Mi nombre es lo de menos -replicó el otro-, Tres días y tres noches he caminado para entrar en tu casa. Quiero ser tu discípulo. Te traigo todos mis haberes.Sacó un talego y lo volcó sobre la mesa. Las monedas eran muchas y de oro. Lo hizo con la mano derecha. Paracelso le había dado la espalda para encender la lámpara. Cuando se dio vuelta advirtió que la mano izquierda sostenía una rosa. La rosa lo inquietó.Se recostó, juntó la punta de los dedos y dijo:-Me crees capaz de elaborar la piedra que trueca todos los elementos en oro y me ofreces oro. No es oro lo que busco, y si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo,-El oro no me importa -respondió el otro-, Estas monedas no son más que una parte de mi voluntad de trabajo. Quiero que me enseñes el Arte. Quiero recorrer a tu lado el camino que conduce a la Piedra.Paracelso dijo con lentitud:-El camino es la Piedra. El punto de partida es la Piedra. Si no entiendes estas palabras, no has empezado aún a entender. Cada paso que darás es la meta.El otro lo miró con recelo. Dijo con voz distinta:-Pero, ¿hay una meta?Paracelso se rió.-Mis detractores, que no son menos numerosos que estúpidos, dicen que no y me llaman un impostor. No les doy la razón, pero no es imposible que sea un iluso. Sé que “hay” un Camino,Hubo un silencio, y dijo el otro:-Estoy listo a recorrerlo contigo, aunque debamos caminar muchos años. Déjame cruzar el desierto. Déjame divisar siquiera de lejos la tierra prometida, aunque los astros no me dejen pisarla. Quiero una prueba antes de emprender el camino,-¿Cuándo? -dijo con inquietud Paracelso.-Ahora mismo -dijo con brusca decisión el discípulo.Habían empezado hablando en latín; ahora, en alemán.El muchacho elevó en el aire la rosa.-Es fama -dijo- que puedes quemar una rosa y hacerla resurgir de la ceniza, por obra de tu arte. Déjame ser testigo de ese prodigio. Eso te pido, y te daré después mi vida entera.-Eres muy crédulo -dijo el maestro- No he menester de la credulidad; exijo la fe.El otro insistió.-Precisamente porque no soy crédulo quiero ver con mis ojos la aniquilación y la resurrección de la rosa.Paracelso la había tomado, y al hablar jugaba con ella.-Eres crédulo -dijo-. ¿ Dices que soy capaz de destruirla?-Nadie es incapaz de destruirla -dijo el discípulo.-Estás equivocado. ¿Crees, por ventura, que algo puede ser devuelto a la nada? ¿ Crees que el primer Adán en el Paraíso pudo haber destruido una sola flor o una brizna de hierba?-No estamos en el Paraíso -dijo tercamente el muchacho-; aquí, bajo la luna, todo es mortal.Paracelso se había puesto en pie.-¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear un sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?-Una rosa puede quemarse -dijo con desafío el discípulo.-Aún queda fuego en la chimenea -dijo Paracelso-. Si arrojaras esta rosa a las brasas, creerías que ha sido consumida y que la ceniza es verdadera. Te digo que la rosa es eterna y que sólo su apariencia puede cambiar. Me bastaría una palabra para que la vieras de nuevo.-¿Una palabra? -dijo con extrañeza el discípulo-. El atanor está apagado y están llenos de polvo los alambiques. ¿Qué harías para que resurgiera?Paracelso le miró con tristeza.-El atanor está apagado -repitió– y están llenos de polvo los alambiques. En este tramo de mi larga jornada uso de otros instrumentos.-No me atrevo a preguntar cuáles son -dijo el otro con astucia o con humildad.-Hablo del que usó la divinidad para crear los cielos y la tierra y el invisible Paraíso en que estamos, y que el pecado original nos oculta. Hablo de la Palabra que nos enseña la ciencia de la Cábala.El discípulo dijo con frialdad:-Te pido la merced de mostrarme la desaparición y aparición de la rosa.No me importa que operes con alquitaras o con el Verbo.Paracelso reflexionó. Al cabo, dijo:-Si yo lo hiciera, dirías que se trata de una apariencia impuesta por la magia de tus ojos. El prodigio no te daría la fe que buscas: Deja, pues, la rosa.El joven lo miró, siempre receloso. El maestro alzó la voz y le dijo:-Además, ¿quién eres tú para entrar en la casa de un maestro y exigirle un prodigio? ¿Qué has hecho para merecer semejante don?El otro replicó, tembloroso:-Ya sé que no he hecho nada. Te pido en nombre de los muchos años que estudiaré a tu sombra que me dejes ver la ceniza y después la rosa. No te pediré nada más. Creeré en el testimonio de mis ojos.Tomó con brusquedad la rosa encarnada que Paracelso había dejado sobre el pupitre y la arrojó a las llamas. El color se perdió y sólo quedó un poco de ceniza. Durante un instante infinito esperó las palabras y el milagro.Paracelso no se había inmutado. Dijo con curiosa llaneza:-Todos los médicos y todos los boticarios de Basilea afirman que soy un embaucador. Quizá están en lo cierto. Ahí está la ceniza que fue la rosa y que no lo será.El muchacho sintió vergüenza. Paracelso era un charlatán o un mero visionario y él, un intruso, había franqueado su puerta y lo obligaba ahora a confesar que sus famosas artes mágicas eran vanas.Se arrodilló, y le dijo:-He obrado imperdonablemente. Me ha faltado la fe, que el Señor exigía de los creyentes. Deja que siga viendo la ceniza. Volveré cuando sea más fuerte y seré tu discípulo, y al cabo del Camino veré la rosa.Hablaba con genuina pasión, pero esa pasión era la piedad que le inspiraba el viejo maestro, tan venerado, tan agredido, tan insigne y por ende tan hueco. ¿Quién era él, Johannes Grisebach, para descubrir con mano sacrílega que detrás de la máscara no había nadie?Dejarle las monedas de oro sería una limosna. Las retornó al salir. Paracelso lo acompañó hasta el pie de la escalera y le dijo que en esa casa siempre sería bienvenido. Ambos sabían que no volverían a verse.Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja. La rosa resurgió.

GothLoli

miércoles, 5 de agosto de 2009



Gothic Lolita o "GothLoli", gosurori, algunas veces conocido como "Loli-Goth", es una subcategoría dentro de la moda Lolita, una moda callejera popular entre algunas chicas japonesas, y en un nivel más bajo, entre chicos. 

La moda Lolita se basa en la moda victoriana y edwardiana y, en ocasiones, trata de imitar el aspecto de las muñecas victorianas de porcelana. El periodo rococótambién ha sido definido como una influencia dentro de la moda Gothic Lolita. El Gothic Lolita aplica la estética de la modagótica con un aspecto infantil típico de la moda Lolita. El nombre y origen del término GothLoli es una combinación entre lolita y gótico. El Gothic Lolita es la variante más conocida y practicada dentro de la moda Lolita. 


El estilo Gothic Lolita es con frecuencia una combinación de negro y blanco, a menudo negro con encajesblancos y normalmente decorado con lazos y encajes ajustados. Las faldasse suelen llevar a la altura de la rodilla y se les añade con frecuencia miriñaque o enagua para añadir volumen. Al igual que la moda japonesa corriente, se suelen llevar calcetines sobre la rodilla. Para completar el estilo se suelen llevar zapatos de aspecto infantil como los Mary Jane o similares. Es común también encontrar en el Gothic Lolita blusas ajustadas de estilo victoriano, y los diseños suelen ser modestos. 
Algunos accesorios pueden incluir pequeños sombreros de copa, sombrillas y lazos en la cabeza. En su mayoría blancos o negros, los accesorios en la cabeza suelen ser diademas o bandanas con lazos o cordones o incluso gorros. El pelo se suele llevar rizado o se lleva una peluca rizada para completar el aspecto similar al de una muñeca de porcelana. Los tintes rubios o negros son los más populares. 
La vestimenta Gothic Lolita puede ser también acompañadas de accesorios teatrales como bolsos de mano u otro tipo de bolsos, en ocasiones con forma de murciélagos, ataúdes y crucifijos, así como libros de bolsillo, relojes de bolsillo y cajas de sombreros. Los ositos de peluche u otros peluches son de uso común, y algunas compañías hacen versiones "góticas" de los peluches. Además, algunas Gothic Lolita son dueñas de muñecas Super Dollfie, características de la moda Lolita. 
  
Historia 

El estilo GothLoli típico se originó a mediados del 1998 y se hizo más accesible en varias boutiques y tiendas en el 2001. Algunos observadores consideran la moda como una reacción a la subcultura kogal de Shibuya, dado que la mayoría de los que participan en el Gothloli están en desacuerdo con esta. La popularidad del Gothloli como estilo distintivo llegó a su punto más alto en los años 2004 y 2005 en Tokio, y actualmente se mantiene como una de las modas "alternativas" entre la juventud japonesa. Su popularidad fuera de Tokio se mantiene baja aunque creciente en muchas áreas, al igual que el fenómeno de los café meido relacionados con ésta. 


Hay una idea común falsa que sugiere que el Gothic Lolita está influenciado y se popularizó gracias a la imagen de algunas bandas y artistas Visual Kei. Al artista Mana, líder y guitarrista de la banda Visual Kei Malice Malizer, se le da un amplio crédito por ayudar a popularizar el Gothic Lolita. El acuñó el término "Elegant Gothic Lolita" (EGL) y "Elegant Gothic Aristocrat" (EGA) para describir el estilo de su propia marca de moda llamada Moi-même-Moitié y fundada en 1999. Los fanáticos occidentales de la moda tienden a pensar de forma errónea que Mana es el creador de la moda Lolita y, con frecuencia, hacen uso de sus términos EGL y EGA para describir todas las marcas y estilos de la moda lolita. De forma general entre los seguidores lolita japoneses, este término se aplica para describir algunos subgéneros del estilo Lolita. Otras figuras influyentes en la escena incluyen a la cantante Kana, que con frecuencia posa en revistas de moda relacionadas con el Gothloli, y Mitsukazu Mihara que dibujó las primeras ocho portadas de la revista Gothic & Lolita Bible. 
  
Cultura Gothic Lolita 

En Japón el Gothic Lolita es un fenómeno mercadeado de forma masiva. Aunque no es una moda llevada de forma extensa, mantiene un alto nivel de visibilidad, particularmente en las calles de Tokio y Osaka y, en la televisión y en el manga. La moda ha trascendido a otros países gracias, en parte, a la publicación occidental de la revista japonesa FRUiTs, donde el estilo GothLoli se mezcla con el de otras tendencias juveniles de Japón. Aunque la mayoría hacen referencia al Gothic Lolita como una moda, hay quien piensa que se trata de un estilo de vida o subcultura, considerándose a sí mismos, y no a su indumentaria, como Gothic Lolita. 

Fuera de Japón la moda Lolita se percibe muy poco. Sin embargo, ésta ha comenzado a expandirse a algunos países. El Gothic Lolita, junto con el cosplay y otros fenómenos culturales japoneses, puede ser visto en ocasiones en conciertos o convenciones de anime en Europa, Australia y los Estados Unidos. El estilo no ha sido mercadeado aun de forma masiva fuera de Japón. Las marcas más conocidas, como Metamorphose, Baby, The Stars Shine Bright y Funhouse, han visto el reconocimiento internacional que se le comienza a dar a la moda lolita, y han comenzado a vender artículos en el mercado internacional. Esta no es aun una práctica muy expandida, dado que muchos diseños de ropa producidos en occidente no son aceptados por la comunidad Gothic Lolita, por estar muy relacionados con la subcultura gótica occidental o ser muy parecidos a vestimentas de sirvientas, y no de la calidad de las costosas marcas japonesas. Las revistas Gothic Lolita están disponibles para ser compradas a través del Internet, particularmente por medio de librerías japonesas que también venden material relacionado con el anime y el manga. Los seguidores del Gothic Lolita en Europa y Estados Unidos con frecuencia realizan sus propios diseños e indumentaria, en ocasiones ofreciéndolas en venta para compensar las dificultades de adquirirlas de Japón. 



Gothic Lolita en occidente 

Algunas chicas de la subcultura gótica en occidente han adaptado algunos de los estilos del GothLoli japonés, y han creado un mercado para este tipo de ropa (particularmente por medio de subastas en Internet. La compañía estadounidense TOKYOPOP junto con la actriz Courtney Love (quien vivía en Japón y quien popularizó la moda kinderhouse) crearon Princess Ai, un manga original que presenta el estilo Gothic Lolita. En occidente se suele tener la falsa idea de que GothLoli es una variante de cosplay y no un estilo de moda alternativa por sí mismo. 

Gothic & Lolita Bible 

Una revista en particular, Gothic & Lolita Bible (publicada al menos una vez cada temporada del año), ha jugado un papel importante en la promoción y estandarización del estilo. La publicación, que suele superar las cien páginas por edición, incluye consejos de moda, fotografías, patrones de costura, catálogos de indumentaria, ideas sobre decoración de interiores, e incluso recetas. Otras revistas como Kera and "Gosu Rori" ( fonética de Goth Loli hablada con acento japonés) están también dirigidas a los seguidores de la moda. 

Compras 

Actualmente el centro comercial de la subcultura Gothic Lolita es la tienda por departamentos Marui Young en Shinjuki, después de que su predecesor Marui One cerrara a finales de agosto del 2004. Esta extensa tienda juvenil por departamentos tiene 4 pisos dedicados exclusivamente al Gothloli y modas relacionadas. Se pueden encontrar algunas boutiques Gothloli en el área entre Harajuku y Shibuya. 

Subcultura gótica y Gothloli 

El Gothloli como moda no está asociado fuertemente a ningún estilo de música en particular o intereses externos a diferencia de la subcultura gótica, y los seguidores de la moda Gothloli escuchan una amplia variedad de música incluyendo el J-pop y el Visual Kei. 

En Japón, la subcultura gótica es una subcultura menor con unos pocos seguidores, particularmente porque el énfasis en la identidad visual dentro de la cultura juvenil japonesa hace que otros factores como la música y la literatura tengan menor importancia y, quizás parcialmente, porque el cristianimso y la cultura germánica no son partes integrantes de la sociedad. En Japón, las personas que han escuchado el término de subcultura gótica o Goth asumen que se trata de una simple contracción de Gothic Lolita, excepto por los "góticos" mismos, que hacen un fuerte énfasis en las diferencias de ambos. Asimismo, algunos observadores occidentales asumen que el Gothloli es la versión japonesa o el equivalente de la subcultura gótica en ese país, principalmente por las similitudes en cuanto a moda entra ambos. 

Previamente, en Tokio, los eventos "góticos" principales, como el Tokyo Dark Castle, también atraían una notable cantidad de seguidores del Gothloli. Sin embargo, desde el 2005 el número ha disminuido considerablemente, atrayendo ahora primordialmente a seguidores de la música gótica, industrial y metal. En contraste, los conciertos de Visual Kei atraen a una cantidad considerable de seguidores del Gothloli pero prácticamente a ningún "gótico".


El Gato Negro

sábado, 1 de agosto de 2009


Ni espero ni quiero que se dé crédito a la historia más extraordinaria, y, sin embargo, más familiar, que voy a referir. Tratándose de un caso en el que mis sentidos se niegan a aceptar su propio testimonio, yo habría de estar realmente loco si así lo creyera. No obstante, no estoy loco, y, con toda seguridad, no sueño. Pero mañana puedo morir y quisiera aliviar hoy mi espíritu. 


Mi inmediato deseo es mostrar al mundo, clara, concretamente y sin comentarios, una serie de simples acontecimientos domésticos que, por sus consecuencias, me han aterrorizado, torturado y anonadado. A pesar de todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi no me han producido otro sentimiento que el de horror; pero a muchas personas les parecerán menos terribles que barroques. Tal vez más tarde haya una inteligencia que reduzca mi fantasma al estado de lugar común. Alguna inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, encontrará tan sólo en las circunstancias que relato con terror una serie normal de causas y de efectos naturalísimos. 

La docilidad y humanidad de mi carácter sorprendieron desde mi infancia. Tan notable era la ternura de mi corazón, que había hecho de mí el juguete de mis amigos. Sentía una auténtica pasión por los animales, y mis padres me permitieron poseer una gran variedad de favoritos. Casi todo el tiempo lo pasaba con ellos, y nunca me consideraba tan feliz como cuando los daba de comer o los acariciaba. Con los años aumentó esta particularidad de mi carácter, y cuando fui hombre hice de ella una de mis principales fuentes de goce. Aquellos que han profesado afecto a un perro fiel y sagaz no requieren la explicación de la naturaleza o intensidad de los goces que eso puede producir. En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural. 

Me casé joven. Tuve la suerte de descubrir en mi mujer una disposición semejante a la mía. Habiéndose dado cuenta de mi gusto por estos favoritos domésticos, no perdió ocasión alguna de proporcionármelos de la especie más agradable. Tuvimos pájaros, un pez de color de oro, un magnífico perro, conejos, un mono pequeño y un gato. 
Era este último animal muy fuerte y bello, completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo supersticiosa, hablando de su inteligencia, aludía frecuentemente a la antigua creencia popular que consideraba a todos los gatos negros como brujas disimuladas. No quiere esto decir que hablara siempre en serio sobre este particular, y lo consigno sencillamente porque lo recuerdo. 
Plutón —se llamaba así el gato— era mi predilecto amigo. Sólo yo le daba de comer, y adondequiera que fuese me seguía por la casa. Incluso me costaba trabajo impedirle que me siguiera por la calle. 

Nuestra amistad subsistió así algunos años, durante los cuales mi carácter y mi temperamento —me sonroja confesarlo—, por causa del demonio de la intemperancia, sufrió una alteración radicalmente funesta. De día en día me hice más taciturno, más irritable, más indiferente a los sentimientos ajenos. Empleé con mi mujer un lenguaje brutal, y con el tiempo la afligí incluso con violencias personales. Naturalmente, mi pobre favorito debió de notar el cambio de mi carácter. No solamente no les hacía caso alguno, sino que los maltrataba. Sin embargo, por lo que se refiere a Plutón, aún despertaba en mí la consideración suficiente para no pegarle. En cambio, no sentía ningún escrúpulo en maltratar a los conejos, al mono e incluso al perro, cuando, por casualidad o afecto, se cruzaban en mi camino. Pero iba secuestrándome mi mal, porque, ¿qué mal admite una comparación con el alcohol? Andando el tiempo, el mismo Plutón, que envejecía y, naturalmente se hacía un poco huraño, comenzó a conocer los efectos de mi perverso carácter. 

Una noche, en ocasión de regresar a casa completamente ebrio, de vuelta de uno de mis frecuentes escondrijos del barrio, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo cogí, pero él, horrorizado por mi violenta actitud, me hizo en la mano, con los dientes, una leve herida. De mí se apoderó repentinamente un furor demoníaco. En aquel instante dejé de conocerme. Pareció como si, de pronto, mi alma original hubiese abandonado mi cuerpo, y una ruindad superdemoníaca, saturada de ginebra, se filtró en cada una de las fibras de mi ser. Del bolsillo de mi chaleco saqué un cortaplumas, lo abrí, cogí al pobre animal por la garganta y, deliberadamente, le vacié un ojo... Me cubre el rubor, me abrasa, me estremezco al escribir esta abominable atrocidad. 

Cuando, al amanecer, hube recuperado la razón, cuando se hubieron disipado los vapores de mi crápula nocturna, experimenté un sentimiento mitad horror, mitad remordimiento, por el crimen que había cometido. Pero, todo lo más, era un débil y equívoco sentimiento, y el alma no sufrió sus acometidas. Volví a sumirme en los excesos, y no tardé en ahogar en el vino todo recuerdo de mi acción. 

Curó entre tanto el gato lentamente. La órbita del ojo perdido presentaba, es cierto, un aspecto espantoso. Pero después, con el tiempo, no pareció que se daba cuenta de ello. Según su costumbre, iba y venía por la casa; pero, como debí suponerlo, en cuanto veía que me aproximaba a él, huía aterrorizado. Me quedaba aún lo bastante de mi antiguo corazón para que me afligiera aquella manifiesta antipatía en una criatura que tanto me había amado anteriormente. Pero este sentimiento no tardó en ser desalojado por la irritación. Como para mi caída final e irrevocable, brotó entonces el espíritu de perversidad, espíritu del que la filosofía no se cuida ni poco ni mucho. 

No obstante, tan seguro como que existe mi alma, creo que la perversidad es uno de los primitivos impulsos del corazón humano, una de esas indivisibles primeras facultades o sentimientos que dirigen el carácter del hombre... ¿Quién no se ha sorprendido numerosas veces cometiendo una acción necia o vil, por la única razón de que sabía que no debía cometerla? ¿No tenemos una constante inclinación, pese a lo excelente de nuestro juicio, a violar lo que es la ley, simplemente porque comprendemos que es la Ley?. 
Digo que este espíritu de perversidad hubo de producir mi ruina completa. El vivo e insondable deseo del alma de atormentarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer el mal por amor al mal, me impulsaba a continuar y últimamente a llevar a efecto el suplicio que había infligido al inofensivo animal. Una mañana, a sangre fría, ceñí un nudo corredizo en torno a su cuello y lo ahorqué de la rama de un árbol. Lo ahorqué con mis ojos llenos de lágrimas, con el corazón desbordante del más amargo remordimiento. Lo ahorqué porque sabía que él me había amado, y porque reconocía que no me había dado motivo alguno para encolerizarme con él. Lo ahorqué porque sabía que al hacerlo cometía un pecado, un pecado mortal que comprometía a mi alma inmortal, hasta el punto de colocarla, si esto fuera posible, lejos incluso de la misericordia infinita del muy terrible y misericordioso Dios. 

En la noche siguiente al día en que fue cometida una acción tan cruel, me despertó del sueño el grito de: "¡Fuego!" Ardían las cortinas de mi lecho. La casa era una gran hoguera. No sin grandes dificultades, mi mujer, un criado y yo logramos escapar del incendio. La destrucción fue total. Quedé arruinado, y me entregué desde entonces a la desesperación. 

No intento establecer relación alguna entre causa y efecto con respecto a la atrocidad y el desastre. Estoy por encima de tal debilidad. Pero me limito a dar cuenta de una cadena de hechos y no quiero omitir el menor eslabón. Visité las ruinas el día siguiente al del incendio. Excepto una, todas las paredes se habían derrumbado. Esta sola excepción la constituía un delgado tabique interior, situado casi en la mitad de la casa, contra el que se apoyaba la cabecera de mi lecho. Allí la fábrica había resistido en gran parte a la acción del fuego, hecho que atribuí a haber sido renovada recientemente. En torno a aquella pared se congregaba la multitud, y numerosas personas examinaban una parte del muro con atención viva y minuciosa. Excitaron mi curiosidad las palabras: "extraño", "singular", y otras expresiones parecidas. Me acerqué y vi, a modo de un bajorrelieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un gigantesco gato. La imagen estaba copiada con una exactitud realmente maravillosa. Rodeaba el cuello del animal una cuerda. 

Apenas hube visto esta aparición —porque yo no podía considerar aquello más que como una aparición—, mi asombro y mi terror fueron extraordinarios. Por fin vino en mi amparo la reflexión. Recordaba que el gato había sido ahorcado en un jardín contiguo a la casa. A los gritos de alarma, el jardín fue invadido inmediatamente por la muchedumbre, y el animal debió de ser descolgado por alguien del árbol y arrojado a mi cuarto por una ventana abierta. Indudablemente se hizo esto con el fin de despertarme. El derrumbamiento de las restantes paredes había comprimido a la víctima de mi crueldad en el yeso recientemente extendido. La cal del muro, en combinación con las llamas y el amoníaco del cadáver, produjo la imagen tal como yo la veía. 

Aunque prontamente satisfice así a mi razón, ya que no por completo mi conciencia, no dejó, sin embargo, de grabar en mi imaginación una huella profunda el sorprendente caso que acabo de dar cuenta. Durante algunos meses no pude liberarme del fantasma del gato, y en todo este tiempo nació en mi alma una especie de sentimiento que se parecía, aunque no lo era, al remordimiento. Llegué incluso a lamentar la pérdida del animal y a buscar en torno mío, en los miserables tugurios que a la sazón frecuentaba, otro favorito de la misma especie y de facciones parecidas que pudiera sustituirle. 

Hallábame sentado una noche, medio aturdido, en un bodegón infame, cuando atrajo repentinamente mi atención un objeto negro que yacía en lo alto de uno de los inmensos barriles de ginebra o ron que componían el mobiliario más importante de la sala. Hacía ya algunos momentos que miraba a lo alto del tonel, y me sorprendió no haber advertido el objeto colocado encima. Me acerqué a él y lo toqué. Era un gato negro, enorme, tan corpulento como Plutón, al que se parecía en todo menos en un pormenor: Plutón no tenía un solo pelo blanco en todo el cuerpo, pero éste tenía una señal ancha y blanca aunque de forma indefinida, que le cubría casi toda la región del pecho.

Apenas puse en él mi mano, se levantó repentinamente, ronroneando con fuerza, se restregó contra mi mano y pareció contento de mi atención. Era pues, el animal que yo buscaba. Me apresuré a proponer al dueño su adquisición, pero éste no tuvo interés alguno por el animal. Ni le conocía ni le había visto hasta entonces. 
Continué acariciándole, y cuando me disponía a regresar a mi casa, el animal se mostró dispuesto a seguirme. Se lo permití, e inclinándome de cuando en cuando, caminamos hacia mi casa acariciándole. Cuando llego a ella se encontró como si fuera la suya, y se convirtió rápidamente en el mejor amigo de mi mujer. 

Por mi parte, no tardó en formarse en mí una antipatía hacia él. Era, pues, precisamente, lo contrario de lo que yo había esperado. No sé cómo ni por qué sucedió esto, pero su evidente ternura me enojaba y casi me fatigaba. Paulatinamente, estos sentimientos de disgusto y fastidio acrecentaron hasta convertirse en la amargura del odio. Yo evitaba su presencia. Una especie de vergüenza, y el recuerdo de mi primera crueldad, me impidieron que lo maltratara. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de tratarle con violencia; pero gradual, insensiblemente, llegué a sentir por él un horror indecible, y a eludir en silencio, como si huyera de la peste, su odiosa presencia. 

Sin duda, lo que aumentó mi odio por el animal fue el descubrimiento que hice a la mañana del siguiente día de haberlo llevado a casa. Como Plutón, también él había sido privado de uno de sus ojos. Sin embargo, esta circunstancia contribuyó a hacerle más grato a mi mujer, que, como he dicho ya, poseía grandemente la ternura de sentimientos que fue en otro tiempo mi rasgo característico y el frecuente manantial de mis placeres más sencillos y puros. 

Sin embargo, el cariño que el gato me demostraba parecía crecer en razón directa de mi odio hacia él. Con una tenacidad imposible de hacer comprender al lector, seguía constantemente mis pasos. En cuanto me sentaba, acurrucábase bajo mi silla, o saltaba sobre mis rodillas, cubriéndome con sus caricias espantosas. Si me levantaba para andar, metíase entre mis piernas y casi me derribaba, o bien, clavando sus largas y agudas garras en mi ropa, trepaba por ellas hasta mi pecho. En esos instantes, aun cuando hubiera querido matarle de un golpe, me lo impedía en parte el recuerdo de mi primer crimen; pero, sobre todo, me apresuro a confesarlo, el verdadero terror del animal. 
Este terror no era positivamente el de un mal físico, y, no obstante, me sería muy difícil definirlo de otro modo. Casi me avergüenza confesarlo. Aun en esta celda de malhechor, casi me avergüenza confesar que el horror y el pánico que me inspiraba el animal habíanse acrecentado a causa de una de las fantasías más perfectas que es posible imaginar. Mi mujer, no pocas veces, había llamado mi atención con respecto al carácter de la mancha blanca de que he hablado y que constituía la única diferencia perceptible entre el animal extraño y aquel que había matado yo. Recordará, sin duda, el lector que esta señal, aunque grande, tuvo primitivamente una forma indefinida. Pero lenta, gradualmente, por fases imperceptibles y que mi razón se esforzó durante largo tiempo en considerar como imaginaria, había concluido adquiriendo una nitidez rigurosa de contornos. 
En ese momento era la imagen de un objeto que me hace temblar nombrarlo. Era, sobre todo, lo que me hacía mirarle como a un monstruo de horror y repugnancia, y lo que, si me hubiera atrevido, me hubiese impulsado a librarme de él. Era ahora, digo, la imagen de una cosa abominable y siniestra: la imagen ¡de la horca! ¡Oh lúgubre y terrible máquina, máquina de espanto y crimen, de muerte y agonía!.

Yo era entonces, en verdad, un miserable, más allá de la miseria posible de la Humanidad. Una bestia bruta, cuyo hermano fue aniquilado por mí con desprecio, una bestia bruta engendraba en mí en mí, hombre formado a imagen del Altísimo, tan grande e intolerable infortunio. ¡Ay! Ni de día ni de noche conocía yo la paz del descanso. Ni un solo instante, durante el día, dejábame el animal. Y de noche, a cada momento, cuando salía de mis sueños lleno de indefinible angustia, era tan sólo para sentir el aliento tibio de la cosa sobre mi rostro y su enorme peso, encarnación de una pesadilla que yo no podía separar de mí y que parecía eternamente posada en mi corazón. 

Bajo tales tormentos sucumbió lo poco que había de bueno en mí. Infames pensamientos convirtiéronse en mis íntimos; los más sombríos, los más infames de todos los pensamientos. La tristeza de mi humor de costumbre se acrecentó hasta hacerme aborrecer a todas las cosas y a la Humanidad entera. Mi mujer, sin embargo, no se quejaba nunca ¡Ay! Era mi paño de lágrimas de siempre. La mas paciente víctima de las repentinas, frecuentes e indomables expansiones de una furia a la que ciertamente me abandoné desde entonces. 
Para un quehacer doméstico, me acompañó un día al sótano de un viejo edificio en el que nos obligara a vivir nuestra pobreza. Por los agudos peldaños de la escalera me seguía el gato, y, habiéndome hecho tropezar la cabeza, me exasperó hasta la locura. Apoderándome de un hacha y olvidando en mi furor el espanto pueril que había detenido hasta entonces mi mano, dirigí un golpe al animal, que hubiera sido mortal si le hubiera alcanzado como quería. Pero la mano de mi mujer detuvo el golpe. Una rabia más que diabólica me produjo esta intervención. Liberé mi brazo del obstáculo que lo detenía y le hundí a ella el hacha en el cráneo. Mi mujer cayó muerta instantáneamente, sin exhalar siquiera un gemido. 

Realizado el horrible asesinato, inmediata y resueltamente procuré esconder el cuerpo. Me di cuenta de que no podía hacerlo desaparecer de la casa, ni de día ni de noche, sin correr el riesgo de que se enteraran los vecinos. Asaltaron mi mente varios proyectos. Pensé por un instante en fragmentar el cadáver y arrojar al suelo los pedazos. Resolví después cavar una fosa en el piso de la cueva. Luego pensé arrojarlo al pozo del jardín. Cambien la idea y decidí embalarlo en un cajón, como una mercancía, en la forma de costumbre, y encargar a un mandadero que se lo llevase de casa. Pero, por último, me detuve ante un proyecto que consideré el mas factible. Me decidí a emparedarlo en el sótano, como se dice que hacían en la Edad Media los monjes con sus víctimas. 
La cueva parecía estar construida a propósito para semejante proyecto. Los muros no estaban levantados con el cuidado de costumbre y no hacía mucho tiempo había sido cubierto en toda su extensión por una capa de yeso que no dejó endurecer la humedad. 
Por otra parte, había un saliente en uno de los muros, producido por una chimenea artificial o especie de hogar que quedó luego tapado y dispuesto de la misma forma que el resto del sótano. No dudé que me sería fácil quitar los ladrillos de aquel sitio, colocar el cadáver y emparedarlo del mismo modo, de forma que ninguna mirada pudiese descubrir nada sospechoso. 

No me engañó mi cálculo. Ayudado por una palanca, separé sin dificultad los ladrillos, y, habiendo luego aplicado cuidadosamente el cuerpo contra la pared interior, lo sostuve en esta postura hasta poder establecer sin gran esfuerzo toda la fábrica a su estado primitivo. Con todas las precauciones imaginables, me preocupé una argamasa de cal y arena, preparé una capa que no podía distinguirse de la primitiva y cubrí escrupulosamente con ella el nuevo tabique. 
Cuando terminé, vi que todo había resultado perfecto. La pared no presentaba la más leve señal de arreglo. Con el mayor cuidado barrí el suelo y recogí los escombros, miré triunfalmente en torno mío y me dije: "Por lo menos, aquí, mi trabajo no ha sido infructuoso".

Mi primera idea, entonces, fue buscar al animal que fue causante de tan tremenda desgracia, porque, al fin, había resuelto matarlo. Si en aquel momento hubiera podido encontrarle, nada hubiese evitado su destino. Pero parecía que el artificioso animal, ante la violencia de mi cólera, habíase alarmado y procuraba no presentarse ante mí, desafiando mi mal humor. Imposible describir o imaginar la intensa, la apacible sensación de alivio que trajo a mi corazón la ausencia de la detestable criatura. En toda la noche se presentó, y ésta fue la primera que gocé desde su entrada en la casa, durmiendo tranquila y profundamente. Sí; dormí con el peso de aquel asesinato en mi alma. 
Transcurrieron el segundo y el tercer día. Mi verdugo no vino, sin embargo. Como un hombre libre, respiré una vez más. En su terror, el monstruo había abandonado para siempre aquellos lugares. Ya no volvería a verle nunca: Mi dicha era infinita. Me inquietaba muy poco la criminalidad de mi tenebrosa acción. Incoóse una especie de sumario que apuró poco las averiguaciones. También se dispuso un reconocimiento, pero, naturalmente, nada podía descubrirse. Yo daba por asegurada mi felicidad futura. 
Al cuarto día después de haberse cometido el asesinato, se presentó inopinadamente en mi casa un grupo de agentes de Policía y procedió de nuevo a una rigurosa investigación del local. Sin embargo, confiado en lo impenetrable del escondite, no experimenté ninguna turbación. 

Los agentes quisieron que les acompañase en sus pesquisas. Fue explorado hasta el último rincón. Por tercera o cuarta vez bajaron por último a la cueva. No me altere lo más mínimo. Como el de un hombre que reposa en la inocencia, mi corazón latía pacíficamente. Recorrí l sótano de punta a punta, cruce los brazos sobre mi pecho y me paseé indiferente de un lado a otro. Plenamente satisfecha, la Policía se disponía a abandonar la casa. Era demasiado intenso el júbilo de mi corazón para que pudiera reprimirlo. Sentía la viva necesidad de decir una palabra, una palabra tan sólo a modo de triunfo, y hacer doblemente evidente su convicción con respecto a mi inocencia. 

–Señores —dije, por último, cuando los agentes subían la escalera—, es para mí una gran satisfacción habrá desvanecido sus sospechas. Deseo a todos ustedes una buena salud y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, señores, tienen ustedes aquí una casa construida —apenas sabía lo que hablaba, en mi furioso deseo de decir algo con aire deliberado—. Puedo asegurar que ésta es una casa excelentemente construida. Estos muros... ¿Se van ustedes, señores? Estos muros están construidos con una gran solidez. 
Entonces, por una fanfarronada frenética, golpeé con fuerza, con un bastón que tenía en la mano en ese momento, precisamente sobre la pared del tabique tras el cual yacía la esposa de mi corazón. 

¡Ah! Que por lo menos Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio. Apenas húbose hundido en el silencio el eco de mis golpes, me respondió una voz desde el fondo de la tumba. Era primero una queja, velada y encontrada como el sollozo de un niño. Después, en seguida, se hinchó en un prolongado, sonoro y continuo, completamente anormal e inhumano. Un alarido, un aullido, mitad horror, mitad triunfo, como solamente puede brotar del infierno, horrible armonía que surgiera al unísono de las gargantas de los condenados en sus torturas y de los demonios que gozaban en la condenación. 
Sería una locura expresaros mis sentimientos. Me sentí desfallecer y, tambaleándome, caí contra la pared opuesta. Durante un instante detuviéronse en los escalones los gentes. El terror los había dejado atónitos. Un momento después, doce brazos robustos atacaron la pared, que cayó a tierra de un golpe. El cadáver, muy desfigurado ya y cubierto de sangre coagulada, apareció, rígido, a los ojos de los circundantes. 

Sobre su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y llameando el único ojo, se posaba el odioso animal cuya astucia me llevó al asesinato y cuya reveladora voz me entregaba al verdugo. Yo había emparedado al monstruo en la tumba. 


Edgar Allan Poe

El Cuervo


Una vez, al filo de una lúgubre media noche, 

mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, 
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, 
cabeceando, casi dormido, 
oyóse de súbito un leve golpe, 
como si suavemente tocaran, 
tocaran a la puerta de mi cuarto. 
"Es -dije musitando- un visitante 
tocando quedo a la puerta de mi cuarto. 
Eso es todo, y nada más." 


¡Ah! aquel lúcido recuerdo 
de un gélido diciembre; 
espectros de brasas moribundas 
reflejadas en el suelo; 
angustia del deseo del nuevo día; 
en vano encareciendo a mis libros 
dieran tregua a mi dolor. 
Dolor por la pérdida de Leonora, la única, 
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. 
Aquí ya sin nombre, para siempre. 


Y el crujir triste, vago, escalofriante 
de la seda de las cortinas rojas 
llenábame de fantásticos terrores 
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, 
acallando el latido de mi corazón, 
vuelvo a repetir: 
"Es un visitante a la puerta de mi cuarto 
queriendo entrar. Algún visitante 
que a deshora a mi cuarto quiere entrar. 
Eso es todo, y nada más." 


Ahora, mi ánimo cobraba bríos, 
y ya sin titubeos: 
"Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, 
mas el caso es que, adormilado 
cuando vinisteis a tocar quedamente, 
tan quedo vinisteis a llamar, 
a llamar a la puerta de mi cuarto, 
que apenas pude creer que os oía." 
Y entonces abrí de par en par la puerta: 
Oscuridad, y nada más. 


Escrutando hondo en aquella negrura 
permanecí largo rato, atónito, temeroso, 
dudando, soñando sueños que ningún mortal 
se haya atrevido jamás a soñar. 
Mas en el silencio insondable la quietud callaba, 
y la única palabra ahí proferida 
era el balbuceo de un nombre: "¿Leonora?" 
Lo pronuncié en un susurro, y el eco 
lo devolvió en un murmullo: "¡Leonora!" 
Apenas esto fue, y nada más. 


Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, 
toda mi alma abrasándose dentro de mí, 
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. 
"Ciertamente -me dije-, ciertamente 
algo sucede en la reja de mi ventana. 
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, 
y así penetrar pueda en el misterio. 
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, 
y así penetrar pueda en el misterio." 
¡Es el viento, y nada más! 


De un golpe abrí la puerta, 
y con suave batir de alas, entró 
un majestuoso cuervo 
de los santos días idos. 
Sin asomos de reverencia, 
ni un instante quedo; 
y con aires de gran señor o de gran dama 
fue a posarse en el busto de Palas, 
sobre el dintel de mi puerta. 
Posado, inmóvil, y nada más. 


Entonces, este pájaro de ébano 
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa 
con el grave y severo decoro 
del aspecto de que se revestía. 
"Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. 
no serás un cobarde. 
hórrido cuervo vetusto y amenazador. 
Evadido de la ribera nocturna. 
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!" 
Y el Cuervo dijo: "Nunca más." 


Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado 
pudiera hablar tan claramente; 
aunque poco significaba su respuesta. 
Poco pertinente era. Pues no podemos 
sino concordar en que ningún ser humano 
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro 
posado sobre el dintel de su puerta, 
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido 
de Palas en el dintel de su puerta 
con semejante nombre: "Nunca más." 


Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. 
las palabras pronunció, como virtiendo 
su alma sólo en esas palabras. 
Nada más dijo entonces; 
no movió ni una pluma. 
Y entonces yo me dije, apenas murmurando: 
"Otros amigos se han ido antes; 
mañana él también me dejará, 
como me abandonaron mis esperanzas." 
Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más." 


Sobrecogido al romper el silencio 
tan idóneas palabras, 
"sin duda -pensé-, sin duda lo que dice 
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido 
de un amo infortunado a quien desastre impío 
persiguió, acosó sin dar tregua 
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, 
hasta que las endechas de su esperanza 
llevaron sólo esa carga melancólica 
de "Nunca, nunca más." 


Mas el Cuervo arrancó todavía 
de mis tristes fantasías una sonrisa; 
acerqué un mullido asiento 
frente al pájaro, el busto y la puerta; 
y entonces, hundiéndome en el terciopelo, 
empecé a enlazar una fantasía con otra, 
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, 
lo que este torvo, desgarbado, hórrido, 
flaco y ominoso pájaro de antaño 
quería decir granzando: "Nunca más," 


En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, 
frente al ave cuyos ojos, como tizones encendidos, 
quemaban hasta el fondo de mi pecho. 
Esto y más, sentado, adivinaba, 
con la cabeza reclinada 
en el aterciopelado forro del cojín 
acariciado por la luz de la lámpara; 
en el forro de terciopelo violeta 
acariciado por la luz de la lámpara 
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! 


Entonces me pareció que el aire 
se tornaba más denso, perfumado 
por invisible incensario mecido por serafines 
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. 
"¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, 
por estos ángeles te ha otorgado una tregua, 
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! 
¡Apura, oh, apura este dulce nepente 
y olvida a tu ausente Leonora!" 
Y el Cuervo dijo: "Nunca más." 


"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabolica! 
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio 
enviado por el Tentador, o arrojado 
por la tempestad a este refugio desolado e impávido, 
a esta desértica tierra encantada, 
a este hogar hechizado por el horror! 
Profeta, dime, en verdad te lo imploro, 
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? 
¡Dime, dime, te imploro!" 
Y el cuervo dijo: "Nunca más." 


"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! 
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! 
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, 
ese Dios que adoramos tú y yo, 
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén 
tendrá en sus brazos a una santa doncella 
llamada por los ángeles Leonora, 
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen 
llamada por los ángeles Leonora!" 
Y el cuervo dijo: "Nunca más." 


"¡Sea esa palabra nuestra señal de partida 
pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. 
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. 
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira 
que profirió tu espíritu! 
Deja mi soledad intacta. 
Abandona el busto del dintel de mi puerta. 
Aparta tu pico de mi corazón 
y tu figura del dintel de mi puerta. 
Y el Cuervo dijo: Nunca más." 


Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. 
Aún sigue posado, aún sigue posado 
en el pálido busto de Palas. 
en el dintel de la puerta de mi cuarto. 
Y sus ojos tienen la apariencia 
de los de un demonio que está soñando. 
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama 
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, 
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, 
no podrá liberarse. ¡Nunca más!


Edgar Allan Poe

La Isla del Hada

miércoles, 29 de julio de 2009

                                                       


Marmontel, en esos "Contes Moraux" (cuentos de costumbres) que nuestros traductores se obstinan en llamar "Moral Tales" (cuentos morales), como si nos burlásemos de su verdadero espíritu, dice: "La rnusique est le seul des talents qui jouissent de lui meme; tous les autres, veulent des témoins". ("La música es la única habilidad que se disfruta por sí misma; les demás necesitan testigos").

Marmontel confunde aquí el placer que se deriva de oír sonidos agradables con la capacidad de crearlos. La música, como ningún otro talento, no es capaz de producir un goce completo si no existe otra persona para apreciar su ejecución. Este arte sólo tiene de común con los demás artes la propiedad de producir "efectos", que pueden ser gozados plenamente en la soledad. La idea que el "raconteur" no ha podido concebir claramente o que ha sacrificado su expresión a la afición nacional del rasgo de ingenio, es, sin duda, la muy sostenible de que el orden más alto de la música es el que de modo más absoluto se siente cuando estamos completamente solos. La proposición, formulada de esta forma, será inmediatamente admitida por aquellos que aman la lira por sí misma y por sus valores espirituales. Pero existe todavía un placer al alcance de la humanidad doliente (y quizá sea éste el único) que debe aún más que la música al disfrute paralelo de la sensación de soledad. Quiero decir la felicidad que proporciona la contemplación de un paisaje natural. En verdad, el hombre que desea contemplar cara a cara la gloria de Dios sobre la Tierra debe contemplar en soledad esta gloria. 

A mí, al menos, la presencia no de la vida humana únicamente, sino de la vida en cualquier otra forma que no sea la de los elementos vegetales que crecen sobre el suelo y no tienen voz, es un borrón para el paisaje y está en contraposición con el genio del mismo. Me gusta, en efecto, contemplar los oscuros valles y las rocas grises, y las aguas que silenciosamente sonríen, y los bosques que suspiran en intranquilos ensueños, y las orgullosas y vigilantes montañas que nos miran desde lo alto. Me gusta contemplar estas cosas por sí mismas, pero no aisladamente, sino como colosales miembros de un vasto conjunto animado y consciente, como un todo, cuya forma (la de la esfera) es la más perfecta y comprensiva de todas las estructuras; cuya ruta transcurre entre otros planetas; cuya dócil servidora es la Luna; cuyo soberano inmediato es el Sol; cuya vida es la eternidad; cuyo pensamiento es Dios; cuyo placer es el conocimiento; cuyos destinos se pierden en la inmensidad, y cuyo conocimiento de nosotros mismos es semejante al que nosotros tenemos de los animálculos que infectan el cerebro...; un conjunto que, en consecuencia, consideramos tan animado y material como estos animálculos deben consideramos a nosotros.

Nuestros telescopios e investigaciones matemáticas aseguran en todos sentidos, y a pesar del confusionismo de la más ignorante clerecía, que el espacio, y, por consiguiente, el volumen, constituye una importante consideración a los ojos del Todopoderoso. Las órbitas por las que se mueven los astros son las más adaptadas para la evolución sin choque del mayor número posible de cuerpos. Las formas de estos cuerpos están exactamente dispuestas de manera que una superficie determinada pueda contener la mayor cantidad de materia, y están dispuestas para acomodar una población más densa de la que hubiesen podido acomodar si hubiesen estado dispuestas de otro modo. No existe argumento contra la idea, aunque el espacio sea infinito, de que el volumen tiene valor a los ojos de Dios, porque puede haber una infinita materia para llenarlo. Y puesto que vemos claramente que el dotar a la materia de vitalidad es un principio y, por lo que podemos juzgar, el principal de todos en las operaciones de la Divinidad, carecería de toda lógica el imaginar a Dios confinado en las regiones de lo minúsculo, donde diariamente se nos revela, y no extenderse a las regiones de lo augusto. Cuando describimos círculos dentro de círculos sin fin, evolucionando todos alrededor de uno, único y distante, que es la cabeza de Dios, ¿no podemos suponer analógicamente que del mismo modo, hay una vida dentro de otra, la menor dentro de la mayor, y todo dentro del Espíritu Divino? 

En resumen: que erramos fatalmente por un efecto de autoestimación, cuando creemos que el hombre, en sus destinos temporales o futuros, es más importante que el Universo, que aquel enorme "légamo del valle" que cultiva y desprecia y al que niega la existencia de un alma por la sola razón, y sin que tenga otra más profunda, que la de no verla en acción.

Estas fantasías, y otras del mismo estilo, siempre han dado a mis meditaciones entre las montañas y las selvas, por los ríos y el océano, un tinte de lo que la gente corriente no dejaría de considerar fantástico. Mis vagabundeos por tales escenarios naturales han sido muchos, de largo alcance y de ordinario solitarios. Y el interés con que he errado por un valle profundo, o contemplado el cielo reflejado en numerosos y brillantes lagos, ha sido un interés grandemente aumentado por el pensamiento de que yo estaba perdido y lo observaba solo. ¿Qué charlatán francés fue el que dijo, refiriéndose al conocido trabajo de Zimmerman, que "La solitude est une belle chose; mais it faut quelqu'un pour vous dore que la solitude es une belle chase"? ("Ya verdad es muy bonita; pero es preciso que haya alguien que pueda decíroslo"). El epigrama no se puede contradecir; pero tal necesidad es una cosa que no existe.

Durante uno de mis paseos solitarios, en medio de una región muy distante, encerrada entre montañas, con tristes ríos y lagos melancólicos que serpenteaban o dormían, me hallé por casualidad ante un río en el que había una isla. Corría el frondoso mes de junio, y me tumbé sobre el césped, debajo de las ramas de un oloroso y desconocido arbusto, quedándome adormecido mientras contemplaba el paisaje. Sentí que aquélla era la única forma en que podía hacerlo; tal era el carácter fantasmagórico que ofrecía.

Por todos lados -salvo en el oeste, donde el sol estaba casi a punto de ocultarse- se elevaban las murallas verdes del bosque. El pequeño río, que describía una curva muy cerrada en su curso y de este modo se ocultaba inmediatamente a mi vista hacía el este, parecía que no podía salir de su prisión sino para ser absorbido por el follaje de los árboles, mientras que por el lado opuesto (así me pareció mientras yacía en el suelo, con la mirada hacia arriba) caía en el valle silenciosamente y de forma continua una rica cascada dorada y purpúrea, lanzada por las fuentes del cielo, allí por donde se pone el sol.

A mitad del camino, dentro de la pequeña perspectiva que alcanzaba mi mirada, reposaba en el seno de la corriente una pequeña isla circular, profundamente llena de verdor.

"Tan fundidas las riberas y las sombras que todo parecía suspendido en el aire".

El agua cristalina era tan semejante a un espejo que era casi imposible decir en qué punto de la orilla esmeralda comenzaba su transparente dominio. Mi posición me permitía abarcar de una sola mirada las extremidades este y oeste de la isla, y observé en sus aspectos una diferencia singularmente marcada. La parte oeste era un radiante harén de floridas bellezas. Brillaba y enrojecía bajo la mirada del sol y reía desmayadamente a través de sus flores. La hierba era corta, flexible y aromática, salpicada de asfódelos. Los árboles eran jóvenes, risueños, erguidos, esbeltos y graciosos, orientales por el follaje y forma, con corteza lisa, lustrosa y parcialmente coloreada. Por todas partes parecía flotar un sentimiento de felicidad y vida; y aunque no soplaba viento alguno, todo se movía, agitado por el suave balanceo de incontables mariposas, a las que podía confundirse con tulipanes alados.

El otro extremo de la isla, el oriental, estaba sumido en una sombría negrura. Una neblina de melancolía, todavía hermosa y reposada, envolvía todas las cosas. Los árboles eran de un color oscuro, de lúgubre forma y aspecto, retorciéndose en figuras tristes, solemnes y espectrales, que traían a la mente ideas de pesar mortal y muerte prematura. La hierba tenía el tinte profundo de los cipreses y las puntas de sus briznas colgaban lánguidamente, y entre ellos se elevaban, aquí y allá, muchos toscos montículos, bajos y estrechos, no demasiado largos, que tenían el aspecto de tumbas, aunque, desde luego, no lo eran, si bien trepaban por todas las partes de su superficie las matas de ruda y de romero. La sombra de los árboles caía pesadamente sobre el agua y parecía quedar allí enterrada, impregnando de oscuridad las profundidades del líquido elemento.

Imaginé que cuando el sol bajara más y más, cada sombra se separaría con gesto huraño del tronco que le daba vida, y así de este modo sería absorbida por la corriente, en tanto que otras sombras nacerían a cada momento de los árboles, ocupando el lugar de sus difuntas predecesoras.
Una vez que esta idea tomó cuerpo en mi imaginación, excitó a ésta en grado sumo y me quedé extraviado en otros ensueños. "Si alguna vez hubo una isla encantada -me dije a mí mismo-, ésta es una de ellas". Éste es el lugar de unas cuantas hadas gentiles que sobreviven a la destrucción de su raza. ¿Serán suyas estas tumbas verdes? ¿O, por el contrario, entregan ellas sus dulces existencias del mismo modo que la humanidad deja las suyas? ¿Será acaso su muerte una consunción melancólica? ¿Entregarán a Dios poco a poco su existencia, como los árboles entregan sus sombras una tras otra, agotando su sustancia lentamente, hasta la disolución? Lo que el árbol decadente es para el agua que embebe su sombra, ennegreciéndose cada vez más a medida que devora su presa. ¿No será lo que la vida de las hadas pueda ser a la muerte que las consume?".

Cuando así meditaba, con los ojos medio cerrados, mientras el sol se hundía rápidamente hacia su ocaso y la mortecina corriente iba deslizándose alrededor de la isla, arrastrando en su seno grandes, resplandecientes y blancas tiras que se habían desprendido de los sicómoros-tiras que una ardiente imaginación podría convertir, gracias a las múltiples posiciones que adoptaban sobre el agua, en lo que le agradara-; mientras de este modo soñaba, me pareció que la figura de una de esas hadas con quienes yo había soñado salía lentamente del extremo oeste de la isla, internándose en las tinieblas. Iba erguida en una singular y frágil canoa y la movía con un simple remo fantasmal. Mientras estuvo sometida a la influencia de los rayos del sol, su actitud parecía indicar alegría, pero se alteró por la angustia cuando pasó a la zona de las sombras. Lentamente fue deslizándose y al final rodeó la isla y volvió a penetrar en la zona de luz. "La vuelta que acaba de dar el hada-continué musitando en mi interior-es la vuelta de un breve año de su vida. Ha flotado a través del invierno y a través del verano. Ella está un año más cerca de la muerte, pues yo he podido ver cómo, cuando se acercaba a la zona tenebrosa, su sombra se desprendía de ella y era absorbida por el agua oscura, haciendo ésta todavía más negra".

De nuevo apareció el bote con el hada; pero en la actitud de ésta había más de cuidado y de incertidumbre y menos de extática alegría. De nuevo flotó desde la luz a la oscuridad (que se acendraba por momentos) y de nuevo su sombra, desprendiéndose de ella, caía en las aguas de ébano y era absorbida por ellas. Una vez y otra describió el circuito alrededor de la isla (mientras el sol se precipitaba en su caída); y cada vez que salía a la luz se observaba mayor pesar en su persona; tornábase más débil, más abatida y más desdibujada; y cada vez que se internaba en la oscuridad se le desprendía una sombra de progresiva negrura. Finalmente, cuando el sol había desaparecido por completo, el hada, puro fantasma de sí misma, penetró desconsoladamente con su barca en la región del río de ébano. No puedo decir si volvió a salir de allí, pues la oscuridad cubrió todas las cosas y ya no volví a contemplar su mágica figura.


                                                                                                                      Edgar Allan Poe

El Crimen Invisible

sábado, 25 de julio de 2009

El Crimen Invisible
Catherine Crowe



En 1842 en el barrio de Marylebone, se derribó una casa a la que ya no acudía ningún huésped, desde hacía ya muchos años, y cuyos propietarios se negaban a gastar más dinero en reparaciones.

Sus últimos habitantes fueron el mayor W..., su esposa, sus tres hijos y su sirviente.

El mayor W..., que desempeñaba un digno cargo en la Intendencia, había insistido innumerables veces a sus superiores para que le permitieran cambiar de vivienda (el alquiler del inmueble estaba a cargo de la Intendencia). Como esta autorización demoraba, alegó para justificar su repetida insistencia que la casa estaba embrujada "del modo más desagradable".

Todas las noches, la puerta del salón se abría violentamente, se oía un ruido de pasos precipitados, una respiración ronca y luego dos o tres gritos horribles y la pesada caída de un cuerpo contra el piso.

A menudo encontraban los muebles volcados, sobre todo cuando estaban situados en el ángulo norte de la sala.

Luego se restablecía el silencio, pero alrededor de un cuarto de hora más tarde, se oía algo semejante a un pataleo, un sollozo y al fin un espantoso estertor.

El mayor W... acabó por prohibir a sus familiares la entrada a este salón. Incluso clausuró la puerta. Pero antes hizo constatar estos hechos por varios de sus compañeros de ejército. En efecto, el informe que presentó estaba firmado por el lugarteniente de Intendencia E..., el capitán S... y el comisario de víveres E...

Se procedió a un relevamiento de datos y muy pronto descubrieron una trágica historia.

En el año 1825, la casa estaba habitada por el corredor de joyas C... y su esposa. Esta última, mucho más joven que su marido, llevaba una vida desordenada, licenciosa, y malgastaba enormes sumas de dinero.

Aunque el desgraciado C... le perdonó muchas veces sus caprichos, no parecía querer enmendarse; al contrario, su vida era progresivamente escandalosa.

C..., empujado por la amargura y los celos, se dio a la bebida.

Una noche volvió ebrio, decidido a acabar con sus desgracias.

Armado de un trinchete de zapatero, se abalanzó sobre su mujer, que huyó hacia el salón, pero C... la alcanzó y con un solo golpe de su arma, la decapitó. Permaneció largo rato mudo de horror ante su crimen, luego se colgó de la araña del techo.

Desde entonces ese horrible asesinato se reproducía cada noche, de una forma audible, pero jamás los espantados testigos vieron la más mínima aparición; sólo los ruidos fantasmales que se repetían con una perfecta exactitud.

La petición del mayor W... tuvo resultados favorables y desde entonces, la casa permaneció desocupada, hasta el día en que cayó bajo el pico de los demoledores.


Catherine Crowe.

MIMIC (Relato Gótico)

miércoles, 22 de julio de 2009

Mimic estaba sola. No tenía amigos, nadie con quien compararse o con quien compartir unas risas. 

Siempre estaba oscuro, salvo por ese haz de luz que tocaba el suelo junto a sus pies. 

No entendía por qué estaba sola, ¿Quizás por qué no sabía expresarse como los demás? O porque no se le entendía correctamente por tener los labios cosidos. 

Fuera lo que fuese el motivo por el que estaba sola, su pelo laceo, negro y sucio, su piel mortecina, su ropa de cuero raída y gastada como una muñeca abandonada, no la favorecía. 

Si alguna vez habló y no se acordaba sí había sucedido, si alguna vez lo había hecho, siempre se la quedaban mirando fijamente a esa oscura y atrayente oquedad en su cuenca ocular vacía. 

Sabía que era guapa o que lo fue, pero sus desarticulados miembros cosidos no la ayudaban en sus relaciones. 

Se preguntaba si las demás personas también estaban colgadas de sus articulaciones a la viga del techo con alambre de espinos, por que a ella le parecía algo incomodo o frustrante. ¿Pero como podía saberlo si no podía ver a otros? 

Para ser más exactos, solo era consciente de la existencia de otro ser, pero este tampoco le hablaba. A lo mejor ella le daba repulsión, pero eso no podía ser por que él la alimentaba, le alisaba el cabello y la acariciaba con ternura. Siempre le daba un dulce beso de despedida cada vez que se marchaba. 

Cada día que pasaba sentía más fuerte esa llamada que todo ser solitario sentía, por ver, por conocer a otros como ella. 

Pero día a día allí seguía, en la oscuridad, sola, con esa rendija de luz cambiante de color. 

Quizás lo más agobiante era el silencio, un silencio relativo, por que no les prestaba atención a esas criaturas pequeñas y aladas que zumbaban, que se posaban como manchas negras resaltando sobre su blanquecina piel cuando hacía excesivo calor. 

Trascurría el tiempo, pero qué significaba el tiempo en un lugar así. Nada, quizás menos que nada. El único concepto de tiempo que tenía era el transcurrir de sus pensamientos. 

Pero sus pensamientos se hilvanaban e iban tomando consistencia en forma de una pequeña conciencia. Esta en su interior le decía que había otros como ella, que debía reunirse con ellas para deshacerse de la soledad que antes tanto le gustaba. 

Pensó que sí su cuidador se movía ella también podía hacerlo, que también podía acariciar suavemente como lo hacía él. En el fondo le tenía envidia. 

Si él salía de la oscuridad por algún sitio detrás de ella, podía salir por ese mismo sitio. 

La soledad, la oscuridad, la envidia, la ira y otras extrañas sensaciones se aglomeraban en un minúsculo destello blanco. 

Este destello en su oscura, vacía y profunda cavidad ocular fue lo último que vio su cuidador antes de morir. 

No recuerda como lo consiguió, como llegó a salir afuera, a ese otro mundo lleno de ellas. 

Cuando la ceguera se le paso y se acostumbró a la luz dañina, vio tremendamente horrorizada que no eran como ella. Eran hermosos, bellos, enteros, de ropas y cabellos perfectos y de múltiples colores fantásticos que siquiera se hubiese atrevido a soñar. 

Tan tremenda era la tristeza de ella, que la única lágrima que había vertido desde que tomo conciencia se congeló cuando unos estruendosos y cacofónicos ruidos sonaron. 

Nunca más temió la oscuridad. 

Nunca más temió el silencio. 

Nunca más temió su aspecto desaliñado. 

Nunca más temió nada. 


* * * 

-Jamás pensé que le diría esto inspector Gonzalo, pero me alegra que al final haya podido encontrar al psicópata muerto. Pero sigo sin entender por qué me han llamado a mí, aunque soy médico no soy forense- Dijo el doctor Joaquín L. 

-En estos momentos nuestro forense está en otro caso y usted está capacitado para levantar acta. Además, vera... - Murmuró avergonzado el inspector. -... encontramos el lugar donde se escondía, con el dentro. Pero cuando mis hombres llegaron a la puerta, esta se abrió repentinamente y alguien ensangrentado salió. Uno de mis hombres, el más joven se puso nerviosos y... comenzaron los disparos. Al parecer dispararon por error a una de sus víctimas secuestrada, que consiguió escaparse tras matarle. Ahí la tiene. Por favor- Le indicó el cuerpo. 

El doctor se agachó y la examinó. Al rato se levantó de espaldas al inspector y dijo en el tono de un confesor: ¿Está seguro que no quiere contarme algo más inspector? Porqué esta chica lleva muerta semanas. 

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Shauku.

La Cultura Gótica

lunes, 20 de julio de 2009






El gótico tiene sus inicios entre 1850 y 1860 en Francia como un movimiento anti-social encabezado por obreros en su mayoría y por estudiantes que vivían en constante opresión por parte del sistema que la sociedad en ese entonces tenía, maquillando sus caras de blanco y vistiendo de negro daban a entender el hecho de que la opresión los tenía muertos. Quedando en calma la Europa del siglo IXX, el gótico como una cotracultura resurge en los 80' cuando el punk estaba ya en sus términos como algo fuerte, de ahí que haya tomado algo del estilo punk, en cuanto a imagen, algunas ideologías y también algo de música. 

En México (y desgraciadamente) el gótico se mezcla también con el wicca, satanismo, juegos de rol, el black, el death, hasta santería -que nada tienen que ver- y de repente es cambiado de nombre por "dark" conociéndole así a todo el que sigue está ideología como dark o darketo (?). 
Los jóvenes que lo fueron tomando y explotando en ese entonces, por la forma en que se vivía en México los 80's, incorporando al gótico una identidad propia a lo que sentían en ese momento ... se podía observar algo de decadencia, presión y hasta nostalgia; y no les era difícil abandonarse en una cultura oscura, a la cuál le inyectaban sentimientos personales. De repente el gótico ya no es tanto una rebelión, sino que ya es mi bandera, ya es "mi oscuridad" y donde me puedo refugiar del mundo entero ...


Orígenes 

El Gótico siempre ha estado presente, aunque no se le reconoció como un movimiento tal, sino hasta mediados del siglo IXX (1850), sin ser un fenómeno exclusivo del oeste de Europa, muchas de las tendencias provienen de allí.


Originalmente el término "Gótico", era utilizado para referirse a los pueblos germánicos quienes conquistaron y dominaron gran parte de Europa durante la Edad Media. Posteriormente se le llamó "Gótico" a un estilo del arte y de la arquitectura, y era originalmente un término peyorativo usado por la gente durante el Renacimiento para indicar su desprecio por lo "crudo" y lo "sombrío" de la cultura de los Góticos comparada con la suya.


La Edad Media fue, de hecho, un poco Gótica. Existió una fascinación, casi al borde de la obsesión, por el contraste entre el bien y el mal, por la muerte, y por la lucha entre la pureza y la decadencia. A la par hubo también una tendencia en el arte y la literatura retomando éstos temas, y sin duda esto fue un factor que influyó en la forma de apreciación de los romancistas desarrollada en éste periodo de la historia.

A principios del siglo IXX (1800), un movimiento artístico llamado "Romanticismo" surgía. Enfocado principalmente a los temas fantásticos, la continua lucha entre el bien y el mal, la sensualidad, y frecuentemente la muerte. De éste movimiento surgió uno menor, impulsado por escritores como Byron y Shelley, que se tornaba progresivamente más mórbido y decadente.

Ésta estilo era el que después tomaría fuerza, y sería conocido posteriormente como "Gótico".


 

El Gótico se distinguió principalmente por su influencia en la arquitectura. Las catedrales altas, con paredes delgadas que dejaban atrás la idea de la fortaleza, dando lugar a la belleza, realzada por las puntas, los arcos ojivales, hermosos vitrales y algunas veces gárgolas. 

En la literatura, escritores como Shelley, Byron, Poe, por mencionar algunos, trataban temas oscuros, ubicando algunas veces sus relatos en atmósferas siniestras, como castillos y bosques. 

El Gótico tuvo influencia en todas las expresiones artísticas, como la escultura, la pintura, la música, etc. 


Por su parte el Victorianismo reprimía la sensualidad del Romanticismo y del Gótico, pero mantenía la dicotomía del bien-mal, además de la obsesión por la muerte, y la estricta moralidad añadida, que sin embargo mantenía los impulsos oscuros latentes, los cuales reventaban posteriormente de las mas extrañas maneras. 

Y mientras el siglo XX llegaba a su fin, mucho del Victorianismo fue desechado, (aunque la represión de la sexualidad en América dejaría gran huella en gran parte de la cultura). Las dos Guerras Mundiales le dieron a la gente más muerte y desesperación de la que hubieran querido jamás, y éstas despertaron una determinación naciente hacerse la vida más agradable. 


El identificable distintivo de la subcultura gótica que ahora conocemos empezó a florecer a principios de los '80s. Y no es coincidencia que lo conservador y lo conformista era lo que imperaba, el ser "brillante" y "feliz" venía eludiendo cualquier cosa que quebrantara lo que se consideraba la única conducta aceptable. Lo que empezó como un movimiento reaccionario encontró vida continua en una creciente inquietud y aislamiento de nuestra cultura, tal como continúa en nuestros días. 


 
Times of Darkness © 2008.